Doña Masa

Desde muy joven, Doña Masa comenzó a trabajar como jornalera del tomate y del algodón, una labor que la obligaba a levantarse a las 4 de la mañana. Sus días eran largos y extenuantes, y regresaba a casa muy tarde, con la piel oscura como el tizón por haber estado todo el día en la tierra y el estiércol. Este trabajo, aunque agotador, forjó en ella una resistencia y un carácter fuerte, necesarios para enfrentar las adversidades de la vida.

Sobre esta entrevista

Doña Masa

Doña Masa nació y creció en la pintoresca región entre el valle de San Lorenzo. Desde pequeña, los recuerdos de su abuela y su madre trabajando en las salinas y marisqueando en las costas de punta de Rasca quedaron grabados en su memoria, un testimonio de la dureza y la belleza de la vida en su tierra natal.

Desde muy joven, Doña Masa comenzó a trabajar como jornalera del tomate y del algodón, una labor que la obligaba a levantarse a las 4 de la mañana. Sus días eran largos y extenuantes, y regresaba a casa muy tarde, con la piel oscura como el tizón por haber estado todo el día en la tierra y el estiércol. Este trabajo, aunque agotador, forjó en ella una resistencia y un carácter fuerte, necesarios para enfrentar las adversidades de la vida. A los casi 16 años, se casó con el hombre que conoció trabajando en las tomateras. Su marido, un hombre trabajador, se jubiló como minero después de años de esfuerzo. Juntos formaron una gran familia, teniendo cinco hijas y dos hijos. La pérdida de uno de sus hijos a muy temprana edad dejó una marca indeleble en su corazón, y Doña Masa lo lleva en su memoria a donde quiera que vaya.

Además de su trabajo en el campo, Doña Masa es una talentosa rosetera. Aprendió a confeccionar rosetas junto a su madre y abuela, una habilidad que no solo le permitió mantener viva una tradición familiar, sino también contribuir económicamente a su hogar vendiéndolas.

Para Doña Masa, el valle de San Lorenzo es un lugar lleno de nostalgia. Recuerda con cariño las casas antiguas de teja y la antigua iglesia cercana a "la fuente", símbolos de una época y un lugar que ya no existen. Su vida es un testimonio de la fuerza, la resiliencia y la dedicación de una mujer que, a pesar de las dificultades, encontró la manera de mantener viva la memoria de su familia y su tierra.

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